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domingo, 6 de noviembre de 2011

Ayuda para Amputados de la Tercera Edad:

Amputados de la Tercera Edad:

    La mayoría de las personas amputadas de la extremidad inferior es de más de 50 años de edad; el mayor porcentaje de éstas sufren la amputación debido a una enfermedad vascular arterial oclusiva, y con frecuencia asociada a diabetes. La enfermedad vascular está usualmente generalizada a través del cuerpo, incluyendo venas en órganos vitales - así otros factores mórbidos afectan el resultado de la rehabilitación.
    Quizás los factores más importantes que afectan los resultados de la rehabilitación son el incrementado gasto de energía, necesario para el uso protésico, acoplado con la disminución en reserva cardiopulmonar, acompañado con el envejecimiento.
    Se establece que el uso protésico requiere aproximadamente un 40% más de oxígeno para una persona amputada transfemoral; aproximadamente un 20% más para una persona amputada transtibial; y para personas amputadas a nivel Syme, otro 5 - 10 %.
    Por otro lado, es necesario tener en cuenta que el envejecimiento provoca una pérdida de masa muscular: más del 10% cada década, después de los 40 años de edad.

    Otra consideración importante es que tenga la fuerza necesaria, la función cognitiva, y las habilidades de balance necesarias para colocarse y quitarse la prótesis. Si el paciente es incapaz de hacer esto, deberá ser asistido por otra persona dentro de su hogar.
    Si las personas amputadas transtibiales son capaces de pararse con la ayuda de andadores o bastones, por lo general pueden usar una prótesis, por lo menos para ir de la habitación al baño, etc. Con relación a personas amputadas transtibiales bilaterales, por lo general pueden caminar.
    Otros estudios han mostrado que las personas amputadas transfemorales bilaterales o personas amputadas con una amputación arriba de rodilla y una debajo de rodilla, mayores de 60 años, rara vez son usuarios funcionales de prótesis.
    Complicaciones médicas, problemas familiares o de apoyo social, y cobertura del seguro pueden ser factores en la decisión de elegir un modelo de prótesis adecuado para un paciente.
    Aquellos pacientes que reciban atención de terapia física/kinesiología antes de la amputación están un paso adelante, dado que han empezado a trabajar sobre su acondicionamiento y fortalecimiento, y fueron educados acerca de su amputación y el uso de la prótesis.
    Iniciar la rehabilitación tan pronto como sea posible, después de la cirugía de amputación, es generalmente muy benéfico para las personas amputadas.
    Las contracturas en flexión son una preocupación y especialmente peligrosas para el anciano, dado que ellas incrementan el peligro de caerse, debido a que el centro de gravedad del paciente ahora está detrás del eje de rodilla.
    Para prevenir contracturas en flexión es conveniente que la persona amputada abandone la silla de ruedas y la cama tan pronto como sea posible. Aquellas personas que se mantengan en una silla de ruedas por largos períodos, ya sea antes o después de la amputación, serán más propensas a desarrollar las temibles contracturas en flexión de caderas y rodillas, que pueden impedir una exitosa función protésica.
    Nuevos programas de terapia han sido desarrollados para elevar el nivel de función protésica. Estos programas incluyen no sólo el tradicional trabajo de elongación y entrenamiento protésico, sino también un novedoso acondicionamiento aeróbico.
    Muchos amputados de edad avanzada exhiben déficit sensorial en sus piernas, por lo que necesitan ser entrenados para evitarlo.
    Las personas amputadas ancianas no sólo deben recuperar sus habilidades básicas, también deben ser capaces de regresar a sus actividades recreativas, para poder así disfrutar de una mejor calidad de vida.

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