Enfermedades cardiovasculares, trastornos ortopédicos, predisposición a la diabetes, entre otras dolencias que perjudican la calidad de vida, son algunos de los factores que atentan contra nuestra mascota manifiestamente rolliza.
Actualmente la obesidad es la enfermedad nutricional más frecuente en perros y gatos. Diversos estudios coinciden en que aproximadamente el 50% de estos queridos compañeros sufren de este mal cuyo principal obstáculo es la falta de conciencia de los dueños. “Que un animal esté gordo no es señal de salud y con los primeros síntomas hay que empezar a poner en marcha un proceso de adelgazamiento”, acota el médico veterinario Marlon Villalba, quien agrega que hay que tomar medidas cuando un animal está un 15% por encima de su peso óptimo. “Se presenta un riesgo importante si esa cifra supera el 30%”.
Si no se le puede palpar las costillas, tiene una acusada pérdida de cintura, presenta dificultad para caminar y respirar, es lento en sus movimientos, presenta malhumor y duerme demasiado, posiblemente se estará ante un perro o gato con problemas de sobrepeso. Existen multitud de factores que contribuyen a que una mascota tenga unos kilos de más. Según la veterinaria Mercedes Valdés Massó, el consumo excesivo de calorías determina un incremento en la grasa corporal, problema nutricional más común. Si se excede cada día un 1 por ciento de las calorías necesarias el animal será obeso cuando llegue a su mediana edad.
Si la mascota tiene desórdenes médicos que requieran tratamientos correctivos o ha estado sometido a una esterilización o castración también puede provocar un aumento de peso. Por esto, los gatos castrados tienen más posibilidad de tener sobrepeso que aquéllos que no han sufrido esa intervención, y lo mismo les ocurre a los perros y perras.
Según la raza
Para la veterinaria Mercedes Valdés los gatos castrados “tienen unos índices metabólicos en reposo entre el 20 y el 25% inferiores que los gatos intactos de la misma edad”, con lo que los castrados necesitan entre el 75 y el 80% del alimento que requieren los intactos para obtener un peso ideal. La edad y la raza también contribuyen al aumento de kilos en los animales. Mientras más viejos menos activos son y menos calorías necesitan. Por otro lado, perros como Labrador Retriever, Cairn Terrier, Cocker o King Charles Spaniel y los gatos de razas cruzadas tiene una mayor predisposición a ganar peso. Y al igual que les ocurre a hombres y mujeres, un animal inactivo utiliza menos energía de la que ganan con la comida.
En régimen
Siempre bajo la supervisión de un veterinario, el animal obeso deberá seguir un programa de reducción de peso y acompañar la dieta con ejercicio físico. Según explica Mercedes Valdés, es fundamental para que la mascota pierda peso “reducir la densidad calórica del alimento, disminuyendo el contenido de grasas y aumentando el contenido de fibra aire o humedad. Un alimento indicado para perder peso debe tener bajo contenido en energía pero no en el resto de nutrientes (proteínas, vitaminas y ácidos grasos)”.
Según los veterinarios consultados la vitamina hidrosoluble L-Carnitina es fundamental para solucionar el problema, ya que ayuda a un control más seguro y eficaz de la obesidad al reducir la deposición de grasa corporal. La pérdida de peso ha de ser progresiva y gradual. Se debe pesar al animal cada dos semanas y tener informado al veterinario de todo el proceso. Además, durante el período que dure la dieta, hay que prestar especial atención a la mascota, tanto para vigilar que no coma lo que no debe, como para tratarlo de una manera aún más afectiva.
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