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martes, 17 de mayo de 2011

Una técnica no invasiva podría usarse para controlar conmociones cerebrales, migrañas, y otros trastornos

Una de las cosas más importantes que hay que controlar en los pacientes que han sufrido un golpe en la cabeza o una hemorragia graves es la presión en el cerebro. Esto puede revelar un aumento del volumen del cerebro, debido a un sangrado, hinchazón, u otros factores, que puede comprimir y dañar el tejido cerebral, y dejar sin sangre al órgano. Los aumentos de la presión también han estado vinculados con otros problemas neurológicos menos críticos, tales como las migrañas y las conmociones cerebrales repetidas. Sin embargo los métodos actuales de control de la presión intracraneal son muy invasivos—el neurocirujano taladra un agujero en el cráneo e inserta un catéter, lo que conlleva un riesgo de infección.

Thomas Heldt, científico investigador en el Laboratorio de Investigación Electrónica del MIT, junto a sus colaboradores, tiene la esperanza de cambiar esto gracias a un nuevo método no invasivo para el control de la presión intracraneal. Aunque la tecnología está todavía en sus primeras etapas de desarrollo, los estudios iniciales a partir de datos de pacientes en estado de coma demuestran que es casi tan exacta como el control intracraneal con un catéter y más precisa que otras opciones menos invasivas, que implican la inserción de un catéter en las capas de tejido entre el cráneo y el cerebro interno. Heldt presentó la investigación en el taller Next-Generation Medical Electronic Systems del MIT a principios de este mes.

"Si tuviéramos una forma de determinar la presión en el campo, incluso de manera simple heurística, por ejemplo si la presión es mayor de 20 mmHg (milímetros de mercurio—la medida estándar en la que intervienen los médicos), sería enormemente útil", afirma Rajiv Gupta, director del Ultra-High-Resolution Volume CT Lab en el Hospital General de Massachusetts, en Boston. "El triage (la clasificación de pacientes en función de su gravedad) se basa en eso". Gupta no estuvo involucrado en la investigación.

Para evaluar la presión de forma no invasiva, Heldt comenzó por la creación de un circuito simple del modelo de presión en el cerebro usando el conocimiento de la anatomía del cerebro y cómo la sangre y el líquido cefalorraquídeo fluyen a través del órgano. Después desarrolló un algoritmo para calcular la presión intracraneal para un nivel dado de presión arterial y flujo sanguíneo cerebral. El flujo de sangre arterial se puede medir ya sea con un catéter insertado en la muñeca, o indirectamente con un brazalete de dedo, un dispositivo similar a un brazalete de presión sanguínea, pero que proporciona lecturas continuas de la presión arterial. Una técnica no invasiva de ultrasonido conocida como ecografía transcraneal Doppler puede detectar la velocidad del flujo sanguíneo craneal, que está directamente relacionada con el flujo mismamente.

Los investigadores validaron el enfoque mediante la utilización de datos obtenidos previamente de 45 pacientes en estado de coma. La estimación emparejó la medida estándar de oro con una desviación de entre ocho y nueve mmHg. Otros métodos para medir la presión, tales como los catéteres insertados en el espacio entre el cráneo y el tejido del cerebro, pueden variar en 10 mmHg de lectura a lectura en el mismo cerebro.

http://www.technologyreview.es/read_article.aspx?id=37586

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